Las aplicaciones sirven para buscar información general, pero si solo nos fiamos de ellas podemos perdernos atractivos que no están en guías convencionales
Berlín (DPA). Reservar un hotel, comprar el pasaje en tren o encontrar un bonito restaurante: a la hora de planear las vacaciones todo es posible con ayuda de las
aplicacionespara smartphones. Estos programas ahorran tiempo, aunque el exceso de técnica pueda también quitar su poesía a esa actividad.
Quien en el futuro viaje a la ciudad de sus sueños, primero se sentará en un café en la avenida principal, pedirá un buen café cremoso y comenzará a pedir reserva en un hotel a través de su
smartphone.
Pero no es el futuro, sino que ya es posible hoy en día: solo en Europa, según la guía Mobil Travel App Guide, editada en inglés por la Bolsa Internacional de Turismo (ITB), con sede en Berlín, hay muchos miles de aplicaciones de viaje para teléfonos inteligentes. Con estas “apps” se puede hacer reservas de vuelos y
hoteles, informarse sobre lugares dignos de visitar y leer la recomendación de un restaurante en sus cercanías. La gran pregunta es si ello enriquecerá el viaje.
Lo cierto es que
Internet adquiere cada año más importancia en el mercado turístico. Se ha convertido en algo casi normal usar la vía online para informarse sobre el lugar donde se planea pasar las vacaciones y para reservar vuelos y hoteles, en un fenómeno que “promete un apasionante futuro”, según una investigación de la sociedad alemana de turismo FUR.
Búsqueda, reserva y chequeo de vuelos: es lo que permiten hacer sin problemas aplicaciones de British Airways, Lufthansa o Easyjet. Aeropuertos como el madrileño de Barajas, el alemán de Frankfurt o el londinense de Heathrow informan mediante “apps” sobre llegadas de vuelos o reservas de restaurantes. También a través de Internet se puede reservar pasajes en las redes de trenes de toda Europa, mientras empresas como Sixt, Avis o Europcar permiten la contratación de automóviles de alquiler desde el smartphone o la computadora.
Hay también apps para reserva de
hoteles, sean casas rurales, grandes cadenas o portales de comparación como Booking.com, iHotel, Expedia o la española Central de Reservas. Pero estas apps suelen ser consultadas solo para obtener información. Según la encuesta de la sociedad FUR, solo el 6% de los interrogados aprovechaba Internet móvil realmente para hacer reservas.
“PROS Y CONTRAS DE LAS APPS”
“Las apps optimizan el viaje, pero no lo revolucionan”, señala el profesor Ulrich Reinhardt, de la Fundación de Asuntos del Futuro en Hamburgo. “Las apps ofrecen la ventaja de ahorrar tiempo y hallar la vía más rápida”, agrega. “El tiempo es un valioso recurso cuando se está de vacaciones, tenemos cada vez menos tiempo libre”.
Pero la optimización tiene también su lado negativo, pues “suele hacerse a costa de la espontaneidad”, dice Reinhardt. “Antes me iba a vagar por la ciudad vieja, y, perdido en una callejuela, descubría por casualidad ese pequeño restaurante que no figuraba en ninguna guía de viaje”. Mediante el smartphone, el viajero puede informarse de antemano dónde y qué especialidades culinarias encontrar, además de leer las
recomendaciones de otros viajeros.
“Hoy se puede leer en Internet que un restaurante tiene 120 calificaciones buenas y 10 malas, pero pese a ello uno no se siente impulsado a ir allí, por desconfianza”, dice el experto.
COMUNIDADES Y CONSEJOS
Las recomendaciones de comunidades locales, siempre disponibles por smartphone, permiten el surgimiento de una especie de impulso de grupo. “Se tiene miedo a perder las mejores alternativas”, señala Reinhardt. Esos servicios locales, con consejos adaptados a cada localidad, pueden disminuir el riesgo a equivocarse. Pero también incitan al viajero a no entablar comunicación con las personas del país o con los demás viajeros.
“Cuando se está de vacaciones, uno puede permitirse equivocarse agradablemente”, dice Reinhardt. “Viajar a lo desconocido equivale a la búsqueda del paraíso. Cada cual busca aquella isla desconocida en la que nunca estuvo nadie antes”. Esto nos lo perdemos con la búsqueda y la comparación de información ya disponible en Internet. El especialista se pregunta: “¿Vale la pena viajar allí donde ya no hay nada que descubrir?”.
Es por ello que aconseja: usar el smartphone cuando haya que ahorrar tiempo y esfuerzo. “Pero no hay que tratar de informarse sobre todo, ya que se pierden muchas cosas al fiarse demasiado del smartphone. Cuando se está de vacaciones, conviene desconectarse de todo. Incluso desconectar el teléfono“.
¿Eres de los que cuando visita un lugar consulta todo a través de su smartphone o prefieres caminar e ir descubriendo la ciudad?